Algunos apuestan por el precio, otros por una demanda aún no satisfecha en el mercado, pero al final de cuentas lo que buscamos se reduce a un solo concepto: valor agregado.
Bajo esta filosofía, una empresa de helados de yogur decidió desarrollar una gama de productos que atendieran un mercado creciente: los diabéticos.
¿Cómo hizo esta empresa para sobresalir de su competencia? Desde el principio definió un mercado específico y en expansión. Además de apostar por una certificación de calidad, ya que fue la primera en su país en obtener la certificación Kosher, y se convirtió en la primera en el mundo en usar el endulzante natural Stevia.
Y bien, la pregunta del millón es: ¿cómo darle a mi empresa ese valor que me distinga de la competencia?
La respuesta es: pregúntale al cliente lo que quiere. Por eso es necesario hacer un estudio de mercado. Este estudio es esencial cuando aún no se sabe cómo terminar de definir y hacer especial un producto o servicio.
Si no conoces las necesidades de tus clientes, ¿cómo es que piensas satisfacerlas? Y aunque muchas veces tu cliente no sepa lo que quiere, sí sabe lo que no quiere, y es ahí en donde encontrarás el valor de tu producto.
Atender las recomendaciones de tu mercado y aprovecharlas para mejorar es lo que te ayudará a distinguirte del resto.
En nuestro ejemplo estamos hablando de la empresa Low-Cow, y su fundadora sabía que en el mercado existían helados de yogur bajos en grasa y calorías, pero que en ese momento ninguna marca se enfocaba en los diabéticos. Para añadir otro plus, buscó la certificación Kosher, que responde a una exigencia de alta calidad, y no únicamente a un grupo religioso.
Ya no se trata de vender un producto o servicio, sino toda una experiencia. Cuando el comprador tiene un momento especial con lo que adquiere, regresa por más. El objetivo es encontrar aquello que hace especial ese instante en que la persona decide formar parte de tu clientela.